Comentario sobre Pintura
Esta obra corresponde a las series que Manuel Espinosa pintó a partir de la multiplicación y desplazamiento de círculos. Realizada en 1966,
Pintura superpone el motivo circular y descompone la escala cromática, generando sutiles acentos de color y transparencias.
Es interesante tener en cuenta que cuando en 1945 Espinosa integró la Asociación Arte Concreto- Invención (AACI) ya había recorrido el primer tramo de su trayectoria artística, con una producción figurativa que incluyó murales y algunos collages organizados a partir de la estructura ortogonal semejante a la empleada por Joaquín Torres García (1). Desde la AACI Espinosa trabajó sobre un vocabulario plástico conformado por figuras geométricas pintadas con colores planos sobre formatos de marco recortado.
En 1951 realizó un recorrido que incluyó Italia, Suiza, París, Bélgica y Holanda, donde frecuentó a muchos de los artistas interesados en el desarrollo de la abstracción. De vuelta en Buenos Aires –donde se había perdido accidentalmente gran parte de su producción del período de la AACI– profundizó sus búsquedas concretas pintando una importante serie de témperas que dialogó, principalmente, con las formas propuestas por Max Bill, Verena Loewensberg, Georges Vantongerloo y Friedrich Vordemberge-Gildewart. Realizados sobre papel, estos trabajos recuperaron la relación figura-fondo. Aunque mantuvieron el color plano, se desligaron del marco recortado. Ya en este período los círculos y los cuadrados comenzaron a tomar protagonismo en la obra de Espinosa, iniciando una variada secuencia de combinaciones. Entre ellas, la témpera
Sin título que posee el MNBA (inv. 7426) es una de las variaciones desarrolladas en la misma línea que había trabajado Max Bill en sus litografías, presentadas en la exposición
Blanco y negro de Lugano realizada en Buenos Aires en 1957.
Al comenzar la década del sesenta Espinosa realizó otro viaje a Europa en el que se relacionó con los jóvenes italianos que incursionaban en el op art, contacto que resulta particularmente importante para sus obras basadas en la repetición de un motivo geométrico. Junto a los artistas cinéticos romanos y en el marco de una exposición organizada por la Librería Feltrinelli en 1965, presentó una de las primeras experiencias en las que introdujo esta variante óptica en el juego del color y la forma (2). Comenzó entonces la serie de pinturas en las cuales un módulo circular o cuadrado se extiende sobre toda la superficie con desplazamientos horizontales y verticales que provocan efectos ópticos. En algunas obras el color del motivo contrasta con los fondos, aprovechando todo el espectro cromático (3). En otras, se propone una progresiva variación tonal dada por la mezcla de los colores superpuestos. En todos los casos opera una matriz basada en el juego de repeticiones y variaciones que sugiere el movimiento virtual de una forma producido por la vibración del color.
En
Pintura la densidad del color de algunos círculos logra imprimir acentos que equilibran la composición, mientras las veladuras y transparencias generan pantallas que alejan o aproximan esa misma forma circular. Espinosa solo empleó tonos verdes y azulados, y esta economía de recursos le permitió graduar paulatinamente los cambios para provocar deslizamientos tenues. El artista asoció estos ritmos y fraseos tanto a la sonoridad de algunos poemas, del estilo de los juegos de vocales que proponía Arthur Rimbaud, como a la combinación de notas y silencios en la melodía de un jazz.
por Cristina Rossi
1— Cristina Rossi, “Variaciones sobre un mismo tema. Trabajos sobre papel de Manuel Espinosa” en: Laura Buccellato y Cristina Rossi (cur.), Manuel Espinosa. Antología sobre papel, cat. exp. Buenos Aires, Museo de Arte Moderno, 2003, p. 5-7.
2— Cf. Mauricio Fagiolo, “Artisti stranieri alla Libreria Feltrinelli. Esiste davvero la ‘scuola di Roma’?”, Avanti!, Roma, 28 de julio de 1965, p. 3.
3— Cf. Nelly Perazzo, “Lirismo y geometría” en: Nelly Perazzo, Espinosa, cat. exp. Neuquén, MNBA, 2009, p. 6-19.